En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

9 de marzo de 2014

¡Al fresco con Zeus!

Me tiene harta. Lo puedo decir más alto pero no más claro. Que sea un dios, que pueda estar en todas partes  y sea el que más “mea” del Olimpo, no le da derecho alguno a hacer lo que le venga en gana. Nunca me fié de él y nunca me gustó. Tal vez por ser tan rebelde me tiene tan agobiada.
Sí, hablo de Zeus.
Allí está él, siempre impertérrito _menos cuando pierde las formas, algo que sucede más a menudo de lo que os imagináis, por mucho que oigáis decir_, altivo, seguro de sí mismo, capaz de las más grandes hazañas y de meter la pata ante la más mínima expresión de la nimiedad. Ya sabe que presentarse ante la ingenua conquista que se le ha metido entre ceja y ceja _por no decir entre huevo y huevo_ lanzando al espacio rayos y tempestades, lluvias y truenos es algo muy soez, así que sabe que, adoptando todas las formas posibles, imaginables e inimaginables, divinas y humanas, consigue mejores trabajos. Algunas suspiran por él, otras intentan ser la única, otras deciden compartirlo… Yo, yo no quiero saber nada de un pedante y soberbio como él. Aunque reconozco que tiene un cuerpo de dios pensado para tentar y procurado para pecar... pero no… Yo en mi sitio para su desesperación. A veces me llama Xantipa, porque me dice que soy una insolente, porque tengo mal carácter y porque lo desprecio. ¿Y? ¡Qué le den! ¡Preocupada me tiene! ¡Vamos, hombre!

 ¿Cómo demonios pretende conquistarme presentándose ante mí como una serpiente? Lo primero que hice fue coger una piedra y chafarle la cabeza. No hay más serpiente que yo. No tuve ningún tipo de contemplación… Estuvo lloviendo tres meses seguidos. Creo que fue un castigo. Ya no digo nada cuando no se le ocurrió mejor idea que convertirse en un toro blanco –precioso, sí, con unos atributos que acomplejaban a cualquiera_ pero, ¡por todos los dioses del Olimpo!, ¿en qué cabeza cabe? Primero me quedé petrificada. Luego, salí por patas como alma que lleva el demonio. Por entonces, tenía más competencia que ahora. A ver, que le hubiera funcionado con otras, no significaba que fuera a funcionar conmigo. Europa es que se confió demasiado o es que ese día no era el mejor día. Hasta le limpió las babas. ¡Válgame un deber! No sé. Yo veo una manada de toros en el agua y uno que se fija en mí… Y se lía parda, vamos. A mí no me apetece poner huevos _como le tocó a la pobre Leda_ por muy cisne blanco que parezca. ¡Y total por un polvo de media noche! Ni me apetece que se disfrace de lluvia de oro para echar una gotitas _esto me da que pensar y me desvío del tema_.
Y dicen que se abandona a sus fuerzas, que prefiere exponerse a Eros tal cual es, sin trampas, para honrar a una mujer. ¡Honrar! Esa es otra. Las engaña porque por sí mismo no puede. ¡Menudo tiparraco más impresentable! Ya engañó a su primera mujer, celosa como pocas, pero la muy…, bueno, ya me entendéis, en vez de darle por saco a él que era quien más culpa tenía _a mí modo de ver_, resulta que se vengaba contra todas las amantes y descendencias de su reputado marido.

Para entonces ya tenía tres esposas inmortales, y otras tantas más otras, mortales. Sin comentar los líos y deslíos con ninfas y otras deidades menores, cuando no era que le daba al pescado igual que a la carne. ¡Para que luego me venga con cuentos de ambrosía y néctares! ¡Anda, hombre, tira por ahí! Y de todas y todos se aprovechó. 

¡Mira que avisé veces a Ganímedes!: “¡No te fíes, que tú eres muy bobo, muy ingenuo, que te la meterá cruzada! Que tú estás acostumbrado las ovejas y no te dan ningún mal, y a cazar conejos _de monte_, pero que este se las sabe todas, que te liará y te va a dejar contento. Hazme caso, que menudo pájaro está hecho”. ¿Me hizo caso? ¡Más tonto que Pichote! _Tengo que apretar los dientes para contener mi rabia porque lo que más me jode es que su padre se quedara conforme: ¡Cómo si dos caballos –con el baile de san Vito_, por mucho que corrieran incluso por encima del agua, valieran lo que vale Gani! ¡Ni toda la juventud del mundo con su eterna inmortalidad, hombre!_.

Además, que no, que este tipo no me gusta, que no es justo, que se mueve por lo que sienten sus huevos y lo que ven sus ojos, que es un superficial. Y, encima, un egoísta, que es lo mejor que puede ser después de ser un asesino, un zoofilico, un parricida, un infanticida, un  suplantador de identidad, un mafioso… Y, además, de tan listo es tonto perdido. ¡Pues no es Hera, con lo espabilada que es ella, quien enterada de los líos de su marido y hermano, ¡manda huevis!, con la pobre Sémele, aturulla a la pobre para que le exija al gilipichi de Zeus una prueba de quien es; y éste, tonto perdido, porque no se puede ser más tonto, se presenta ante su amante envuelto en rayos! ¿Qué pretendía Zeus? ¿Hacer un huevo frito? ¡Abrasó a la pobre chica! ¡Qué no! ¡Qué me saca del mundo!

Yo voy a ser como Atenea –con dos bemoles_ más virgen que casta y más pura que blanca. No me va a vencer en esta guerra. Permaneceré invicta y no voy a tener ningún amante. ¡Pero sólo en eso, eh!


¡Y que no, hombre! ¡Que al final una no va a saber quién es! ¡Que al final resulta que todos somos primos hermanos! ¡Que paso yo de esta comedia! ¡Con viento fresco, chaval!
Este texto tiene más de cuatro años y era para un concurso de humor erótico en el que no quedé nada mal pero tampoco gané.

4 comentarios:

  1. Vaya! Te despachas bien!
    Se las tenías bien guardaditas, eh?
    Besos olimpíacos

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  2. Ufff... Soy como una esponja. Voy absorbiendo hasta que ya no puedo más jajaja
    Besos.
    Eres mi primer visitante.

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  3. Muchas gracias, Dav por tus palabras. Aquí me quedaré cuando no se me ocurre Pecar ;-)

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Sueña porque soñar es vivir y vivir es sentir...